martes, 3 de julio de 2012

Mi rutina los días de instituto es fácil. Mejor dicho era fácil. Antes lo único que hacía era levantarme por la mañana , aprovechando al máximo cada minuto para disfrutar todo lo posible de la placida sensación de sueño. Y luego , cuando por fin mis pies dejaban atrás las sábanas, buscando el frio suelo de mi habitación, con los ojos aún somnolientos, escogía lo primero que encontraba del montón de ropa del armario, desayunaba y ,lentamente, sin prisa alguna, llegaba al colegio.
Pero pasan los años, y la pregunta de ¿ que me pongo? se convierte en algo normal en mi mente , y el la de las demás chicas. La prisa y el llegar tarde se acoplan a la agitada rutina y las obligaciones que añadimos a nuestro horario hacen imposible dormir mas de 8 horas. Me levanto, me ducho, me pruebo la ropa; y ahí los minutos no hacen mas que correr, permitiendo a la angustia penetrar como nueva inquilina , en mi cabeza.
Vivimos limitados por la sociedad, soñando con ideales imposibles e intentando parecernos a ellos.Cada día resulta que la moda es distinta y algo que antes te gustaba , deja de atraer tu atención por el simple echo de que no aparece en las revistas.
Pero desgraciadamente no hay nada que pueda parar este estallido de desfiles , de modelos falsos , de colores de ropa, y de chicas anoréxicas.Y si esto no se parar, seguramente lo próximo serán esqueletos fotografiados.

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