martes, 3 de julio de 2012

Madagascala

A veces mientras estoy tumbada sobre la hierba, con la vista clavada en el firmamento , una estrella fugaz cruza espontáneamente el cielo, dándole un toque brillante a la sobrecogedora negrura del universo.
Lo mismo me pasó con ella, la única diferencia es que ese color con el que tiñó mi vida no fue solo por un segundo, aunque aquí lo resumiré en muchas sonrisas, conversaciones , carreras y finales explosivos antes de cruzar la meta. La respiraciones que llevan nuestros ritmos , lentas y profundas al principio , cortas y agitadas al final, cuando solo su mano consigue que mis pies sigan el mecanismo de mi cabeza que me obliga a seguir. Todo eso es ella.

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