lunes, 16 de junio de 2014

Hurgando un día entre mis antiguas ideas encontré un interesante revuelto de agujeros.
Agujeros que vacían la mente como un colador.
Y me propuse rellenarlos, pero no es tan fácil amigo...con grandes paradojas me chocaba cada vez que intentaba hacerlo. Resistentes como el hormigón y transparentes como el aire limpio, además de inútiles en mi propósito, pero desgraciadamente necesarias en esta sociedad. Solo separaban partes de la humanidad por teorías que en realidad son el pensamiento de una sola persona. Y cada vez que intentaba traspasarlas me imponían un lugar, una etiqueta, una ideología.
Al igual que el Muro de Berlín apartan, reestructuran y construyen.
Así los agujeros se rellenaron pero yo acabé definiéndome como una creyente más de alguna de las ideologías que nos rodean y deciden por nosotros.
Pero lo que más me preocupa es que poco a poco desaparece la filosofía, el pensamiento revolucionario salido de uno mismo...poco a poco caen las mentes en ese colador paradójico e incoherente.

1 comentario:

  1. Un colador que filtra cada una de nuestras ideas, asegurándose de que no contengan tropezones que puedan alterar el dibujo de una gran dictadura global con el objetivo de meternos entre barrotes, donde cada uno debe amar su carcel, e intentar eliminar al de al lado porque es competencia.Viviendo cada vez más aislados, más adiestrados y creyendo tener el control sin ver los transparentes hilos de los que nos atan de pies y manos, de voz y acción.

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