Mis pies rozban la cálida agua del océano pacifico,mientras, mi mirada se posaba en la delgada línea del horizonte.El Sol se estaba escondiendo, faltaba poco para que la isla se sumiera en la mas profunda oscuridad.
Lenatamente me levanté, dejando la marca de mi cuerpo en la arena, descalza recorrí la playa hasta llegar a la entrada de nuetra pequeña e impovisada cabaña.
Dirigí mi mirada hacia el cielo y pense que era el mismo cielo que verían desde mi casa, mi verdadera casa,quizás este estaba un poco mas limpio ya que en Nueva York hay mucha contaminación, pero de todas formas, seguia siendo el mismo cielo.
No lloré, no, ya habia derramado suficientes lagrimas al darme cuenta de que mi hermano pequeño y yo habiamos naufragado en una isla desierta en mitad del Pacífico.No, ya estabamos acostumbrados; habian pasado dos años y el tiempo nos habia endurecido, convirtiendonos , al final, en autenticos reyes de la isla.
Bueno tanto como eso, no, pero casi. Habiamos aprendido a dominarla, tambien habiamos aprendido a poder sobrevivir en un sitio en el cual la uníca persona que podias encontrar era tu hermano.
Y si, supongo que os lo estareis preguntando, tambien hechaba de menos el amor...
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